"No es feliz quien hace lo que quiere, sino quien quiere lo que hace" - Jean-Paul Sartre

martes, 19 de febrero de 2013

HISTORIA DE FLORENCIA: LOS MÉDICIS

Nicolás Maquiavelo


En este apartado nos centraremos en la historia renacentista de los Medici, en sus políticas, en sus guerras y en sus disputas con los Pazzi, su familia rival en Florencia. La mayor parte de los datos obtenidos para este punto han sido extraídos de un libro (o podría afirmarse que son ocho en uno) que Nicolás Maquiavelo (1469-1527) escribió en la época, de forma que tenemos de primera mano lo que sucedió. No se puede negar la admiración que se deja entrever en los escritos de Maquiavelo cuando se refiere a cualquier familiar o amigo de los Medici y el desprecio cuando alude a sus enemigos. Este libro, cuyo nombre es Historia de Florencia, recoge en varios capítulos (o tomos) la vida cronológica de la ciudad, desde momentos del fin del Imperio romano hasta la caída de los Medici. Los capítulos que conciernen a la etapa renacentista empiezan en el cuarto y acaban en el octavo.

Es preciso observar que Maquiavelo dedica la mitad de su obra al Renacimiento, y en cambio, para lo que serían muchos más siglos, apenas se detiene, quizás motivado por un mayor interés en relatar el presente o porque alguien le encomendara que se centrara en dicho momento.
En resumen, el autor tiende a un cierto favoritismo hacia Florencia, exagerando la tristeza de sus habitantes cuando pierden en una batalla o al contrario, tras ganar y celebrarlo(1). E igualmente, es curioso ver la manera en que escribe, hablando a veces de “nuestra ciudad”, “nos entristeció a todos” o ensalzando algún que otro diálogo de Lorenzo el Magnífico(2).

Finalmente, antes de iniciar el recorrido por el tiempo de los Medici, aclararemos que nos detendremos más en la vida de Juan de Medici y Cosme de Medici.
 

(1)Maquiavelo pareció estar siempre a favor de su ciudad natal, y muy orgulloso de servirla.
(2)Maquiavelo, Nicolás, “Historia de Florencia”, Ediciones Alfaguara S.A., 1979, Prólogo, traducción y notas de Félix Fernández Murga. En el libro octavo, parte X, páginas 454-457, el discurso de Lorenzo que dirige a sus amigos, está marcado por la subjetividad del propio autor.


La historia de Florencia desde finales del siglo XIV a principios del siglo XV.


La historia de Florencia, a lo largo del siglo XV, ha sido una historia de un Estado que igualmente se encontraba en la cima del poder y del dinero, como al día siguiente se hallaba arruinado y con fuertes disputas internas.

Esta fluctuación en diversos estadios es lo que hace tan original los relatos y las anécdotas que Maquiavelo incluye en su obra, permitiendo introducirse al lector en un universo casi por completo desconocido: el de los sentimientos de los personajes más importantes de Florencia, como pueden ser Juan de Medici, Rinaldo degli Albizzi o Nicolás Uzano.
Estos impulsos naturales (por llamarlos de algún modo) conducirán a un conflicto entre familias y entre partidos o grupos de poder(3), y serán el punto de partida de muchas decisiones cruciales, como son las proclamaciones de guerra(4).

Catedral de Florencia, Santa María de Fiore
Nuestro relato de la Florencia renacentista del siglo XV comienza paradójicamente en 1381. Tras la muerte de micer Jorge Scali, se impuso una forma de gobierno que tuvo como máximos representantes a Maso degli Albizzi y a Nicolás de Uzano. Durante unos veinte años (1381-1400), el gobierno de Florencia se esforzó en debilitar a sus opositores, es decir, a los dirigentes del partido “de la plebe”. 

Las acciones llevadas a cabo tenían su explicación lógica. El partido que   respaldaba siempre al pueblo había gobernado tres años (1378-81), y, pese a ser derrotados, permanecieron resquicios de esperanza por toda la ciudad que proclamaban la vuelta al poder.

Estos restos del deseo del pueblo florentino, hicieron temer a los más prudentes del partido gobernante, entre ellos Nicolás de Uzano, que veía ante él cómo los propios compañeros del partido incitaban al odio e ignoraban lo que podría acontecer si no le escuchaban.

La familia de los Medici, que por aquel entonces estaba falta de mayores influencias, recobró su antiguo prestigio en la persona de Juan de Medici, hombre paciente, misericordioso con los más desfavorecidos y muy prudente, que jamás llegaría a obtener grandes honores, porque, en palabras de Maquiavelo, “los tuvo todos”, los cuales, junto a sus bienes materiales y morales, fueron conservados y aumentados por su hijo Cosme de Medici.

La derrota del ejército florentino por las tropas del duque de Milán en 1422 causó en la ciudad multitud de revueltas y protestas, lo que a su vez acrecentó el poder político de Juan de Medici, quien siempre buscaba por todos los medios quitarse protagonismo y apaciguar a los contrarios. Mientras, la autoridad del gobierno disminuía con peligrosidad.
Los gastos de la guerra se sufragaban con la subida de impuestos. En un principio, y por acuerdo general de los ciudadanos, el mayor peso recaería en los ricos, pero más tarde se fue buscando una relativa igualdad(5).

Al ver a la plebe crecer cada día en poder, micer Rinaldo degli Albizzi se vio obligado a pedir a sus compañeros y socios que estuvieran alerta o acabarían siendo destituidos del gobierno de Florencia. Agregó que sólo conseguirían mantenerse en los cargos si introducían a nobles acaudalados en el gobierno y se granjeaban la amistad del que era ahora jefe de la plebe, Juan de Medici(6). Si no lo hacían, les sucedería lo que a sus padres y abuelos en 1378. 

Albizzi intentó convencer a Juan de Medici de unirse a su causa, pero le fue inútil, ya que Juan, como hombre prudente y honrado, no podía interferir o modificar las instituciones de Florencia así como así, defendiendo que si sucedía tal cosa, generaría un caos en la ciudad que no beneficiaría a nadie.

Pasó el tiempo en el que la guerra contra el duque de Milán acarreó muchos gastos para Florencia. El fin de la contienda(7) no hizo olvidar a los ciudadanos los impuestos que habían sufrido y quisieron reformar las cosas. Para ello, y de un modo equitativo, las cargas de los impuestos estarían condicionadas por los bienes materiales, y “que, por cada cien florines de su valor, se pagara medio florín de recargo. […] Sólo Juan de Medici la aplaudió abiertamente y así se consiguió aprobar. Y como al ponerla en práctica se sumaban todos los bienes […], operación que los florentinos llaman acumular o accatastare, se denominó a aquel impuesto catastro(8).

Dos años después de que terminara la guerra (1429), Juan de Medici, gravemente enfermo, pidió a sus hijos Cosme y Lorenzo que siguieran su ejemplo en la vida, que nunca ofendieran a nadie y tampoco desearan tener los puestos más prestigiosos de la ciudad, ya que no había hombre más feliz y servicial que el que se contentaba con lo que las leyes y los ciudadanos le otorgaban. Así falleció Juan de Medici (según Maquiavelo), rodeado de sus vástagos y siendo recordado por todos por su extraordinaria labor pacificadora.

Más Cosme que Lorenzo, vivió un sinfín de penalidades, o, dicho de una manera más liviana, ciertos y molestos momentos que le causaron por ejemplo el destierro. Para afirmar este hecho, es mejor que comencemos desde el año 1430.
Corría por ese tiempo el ansia de conquista entre algunos habitantes de Florencia, que veían en Lucca, eterna aliada de la ciudad-Estado, una importante fuente de ingresos, lo que suscitó de nuevo las diferentes opiniones de la población y el desconcierto general de Lucca, que no se explicaba el porqué de aquella declaración de guerra.
Muchos florentinos, en cambio, sabían que todo era un plan ambicioso de Rinaldo degli Albizzi y sus compañeros más allegados, que ansiaban riquezas. Pero las cosas se complicaron cuando el duque de Milán intervino en el combate, en auxilio de Lucca, derrotando a los soldados florentinos, tras un curioso y craso error del artista Brunelleschi(9).

Palacio de la Señoría
                                                      
Pasados otros años de penosos conflictos internos en Florencia, Cosme de Medici empieza a ganar fama en 1433, tanto o más que su padre Juan. Y, como la historia tiende siempre a repetirse, su creciente popularidad irritó a los dirigentes del partido gobernante, sobre todo a Nicolás de Uzano y Rinaldo degli Albizzi. Este último consigue colocar a Bernardo Guadagni, un amigo suyo, como  gonfalonero(10), y que así pueda arrestar a Cosme de Medici y lo retenga en el Palacio de la Señoría.

Enterados sus seguidores, se echan a la calle y se genera el caos en la ciudad, lo que provoca la liberación de Cosme pero con la condición de que abandone Florencia. Él acepta por el bien de la gente. Entretanto, sale elegido gonfalonero, en 1434, Nicolás de Cocco, simpatizante de Cosme, lo que no gusta nada a Rinaldo, que, saliendo en armas contra la Señoría, se ve desamparado por sus colegas en la intentona y fracasa contundentemente.

El Papa Eugenio IV, que había sido expulsado por la población de Roma y se había refugiado en Florencia, termina siendo un mediador entre los dos bandos, el que apoya a Rinaldo y el que pide el regreso de Cosme. Rinaldo degli Albizzi y sus seguidores más destacados acaban siendo desterrados y Cosme de Medici vuelve a Florencia.

Más tarde, allá por 1435, se crea una alianza entre florentinos, venecianos y genoveses en defensa del ejército del duque de Milán. En una especie de venganza, los que fueron expulsados de Florencia, convencen al duque para que inicie un ataque contra los coaligados en 1436. El jefe del ejército del duque, Nicolás Piccinino, es derrotado y humillado por el conde Francisco Sforza, que centrará su atención en Lucca, aliada de Milán, que ve pronto y para fortuna de sus gentes que el duque no les ha traicionado y envía refuerzos a la Toscana.
Ante la cercanía de tropas milanesas del territorio florentino, obliga a éstos a pedir ayuda a Venecia; sin embargo, la ciudad se niega, y a Florencia no le queda más que mandar un embajador como un segundo método. Sabiendo que no habría otra persona más cualificada para ello, Cosme de Medici se pone en marcha, pero al llegar a Venecia se encuentra con la misma rotundidad en las palabras.

Sin grandes soportes, Florencia decide pactar la paz con Lucca en 1438, y, un año después, como acontecimiento de relevancia, se celebra un Concilio en Florencia por el cual se une la Iglesia griega con la romana.

Nicolás Piccinino, mandado por el duque de Milán, continuará su campaña contra los florentinos y los venecianos, acosándolos. Se sucederán las victorias en ambos bandos, incluso el propio duque tendrá que llamar a Nicolás para que le respalde ante la amenaza del conde Sforza y el ejército veneciano. Entre derrotas y conquistas, morirá Rinaldo degli Albizzi tras la celebración de la boda de una de sus hijas.
El conflicto prosiguió su curso, unido a las ya prácticamente habituales disputas de poder en Florencia, también incluso después de la muerte de Cosme de Medici en 1464, que como su padre, quiso evitar todo lo que pudo los enfrentamientos.



(3)Los partidos eran dos; el que apoyaba a la nobleza y los ricos, y el que socorría a la plebe y a los pobres.
(4)En el libro de Maquiavelo, págs. 208-209. Los gobernantes, del partido “de la nobleza” aprobaron declarar la guerra a Felipe Visconti, duque de Milán, hacia 1422, al romper la paz con sus inoportunas conquistas en la Toscana, mientras que el otro partido no deseaba enviar al ejército.
(5)Ante las quejas del pueblo, los Señores nombraron a veinte ciudadanos para que eligieran la forma de implantar la recaudación de impuestos.
(6)Lo segundo fue idea en realidad de Nicolás de Uzano, pero Maquiavelo lo incluye en el discurso de Rinaldo.
(7)La guerra duró de 1422 a 1427.
(8)Extraído literalmente del libro, parte IV, capítulo XIV, página 221.
(9)Al encontrarse la ciudad de Lucca en una depresión cercana al río Serchio, Brunelleschi propuso mediante diques dirigir el agua hacia la ciudad y así inundarla. La jugada le salió mal y el campamento florentino fue el que verdaderamente se inundó.
(10)Hombre encargado de portar la bandera o estandarte.


La historia de Florencia desde 1466 hasta 1498.


Dos años después de la muerte de Cosme de Medici, la influencia de su familia creció vertiginosamente, creando una fuerte rivalidad con la familia de los Pazzi, igualmente rica y poderosa en Florencia(11).

Una de las causas de esta enemistad se dio cuando el padre de la mujer de Juan de Pazzi, Juan Borromeo, un hombre con grandes bienes, falleció, y su dinero y riquezas no pasaron a su hija, como era lo normal en la herencia si no había varones. Sus bienes fueron a parar a su sobrino Carlos, despojando a la familia Pazzi de unos importantes y abundantes patrimonios.
Los Pazzi, suspicaces, supieron que detrás de todo eso estaban los Medici, en concreto el joven Lorenzo, y su enfado fue en aumento.

Lorenzo de Medici
Francisco de Pazzi, junto con su amigo Jerónimo Riario, planeó asesinar tanto a Lorenzo de Medici como a su hermano Julián. El primero en unirse a su empresa fue el arzobispo de Pisa, Francisco Salviati. Sabían de antemano que si no convencían a Jacobo de Pazzi, el tío de Francisco, las cosas se complicarían mucho; pero no obtuvieron la respuesta deseada y optaron por marchar a Roma en busca de alguien al que quizás sí escucharía: al condotiero del papa, Juan Bautista Montesecco.
Sin embargo, Juan Bautista también dudaba muy a menudo de que se pudiera llevar a cabo, porque no pensaba en ciertas afirmaciones de los conjuradores, como la de que los florentinos en realidad sí estaban contentos con los Medici, y no al revés.

Montesecco viajó a Florencia para conferenciar primero con Lorenzo de Medici, fingiendo admiración e interés por su persona, y luego conversó con Jacobo de Pazzi acerca de la conspiración. Jacobo empezó a creer que podría ser posible, ya que Montesecco le habló de que el papa y el rey de Nápoles(12) se habían adherido a la causa. Sólo tenían que asesinar a dos Medici y luego tomarían la ciudad. Entre Francisco de Pazzi y Juan Bautista terminaron por captar a Jacobo, que aceptó.

Pasaron los días en los que los futuros asesinos estudiaron la manera de matar a Julián y Lorenzo de Medici. Durante ese tiempo, otro relevante personaje es persuadido, el hijo de Poggio Bracciolini, mas también hay discordias dentro de la familia Pazzi, como la desaprobación de Renato ante semejante acto.

Los conjurados, como los llama Maquiavelo, resuelven asesinar a los dos hermanos en un banquete, pero como Julián no se presenta, lo anulan. Surge una nueva idea, aceptada por la mayoría. Matarán a los Medici en una misa en la catedral de Florencia. Era el año 1478.
Se ocultan gracias a las personas que acuden al edificio santo, y, abalanzándose sobre ellos, matan a Julián y hieren gravemente a Lorenzo, que consigue escapar gracias a la ayuda de sus partidarios.

Francisco Salviati, acompañado de hombres fieles, sin perder tiempo, se encamina al Palacio de la Señoría para tomarlo si hace falta a la fuerza, pero acaban todos ahorcados.
Los florentinos se compadecen de Lorenzo y lloran la pérdida de Julián. La familia Medici aumenta en poder y prestigio, mientras muchos conjurados son castigados por su osadía.

Los ejércitos del papa y de Nápoles invaden la Toscana, en auxilio de sus aliados, y Florencia es excomulgada por el pontífice. El emperador del Sacro Imperio Germánico y otros reyes europeos intentan evitar que Florencia sea arrasada, recomendando a Lorenzo que viaje a Nápoles y se reconcilie con su rey. El 6 de Marzo de 1479, Lorenzo vuelve de Nápoles, informando a los florentinos de la amistad que ha fraguado con el rey de esa región.

A partir de ese año, las guerras y los recelos contra Florencia se sucederán en un bucle continuado en el que Lorenzo de Medici procurará siempre granjearse al mejor aliado en cada contienda, obteniendo a veces el favor del papa por las decisiones de los florentinos o siendo acusado y atacado por las tropas leales al soberano de la Iglesia.

Lorenzo de Medici fallece a los cuarenta y cuatro años, fechado el 8 de Abril de 1492. En Florencia se le recordaba como un hombre prudente y ciertamente autoritario, que celebraba fiestas a la antigua (torneos y gestas) cuando existía la paz en Italia, y embelleció a la ciudad con su labor de gran mecenas de letras y artes, acogiendo por ejemplo a Ángel de Montepulciano o Poliziano, Cristóbal Landino y Demetrio Calcóndila, profesor de griego.
Cuando murió en 1492, la grandeza de su familia se tambaleó peligrosamente, lo que fue aprovechado por el clérigo Savonarola.

Girolamo Savonarola
Girolamo Savonarola (1452-1498) fue un fraile que estaba al mando de un convento de Florencia, gracias a ciertos apoyos externos como Pico della Mirandola y Lorenzo de Medici, que, aunque parezca contradictorio, se empeñó en expulsar a su familia de Florencia, y así lo hizo en 1494, tras convencer a la muchedumbre con sus sermones cargados de críticas, dirigidos a todos los estamentos, desde el papa hasta el más humilde.
Prestó apoyo a las tropas francesas que pasaban por la Toscana en dirección a Roma, y, en otras cosas, hizo que el papa Alejandro VI lo excomulgara en 1497.

Desde 1492-94 gobernó Savonarola en Florencia con una férrea convicción en la moral católica. Extremadas fueron sus medidas: quemó libros de eruditos como Petrarca y Boccaccio, y nombró rey de Florencia al mismísimo Jesucristo.
El poder del fraile fue temido por todos, y con el transcurrir de los años, lo depusieron brutalmente, encarcelándole, para más tarde prenderlo en público en 1498. 

Aunque se sale del contexto delimitado en el apartado, es bastante anecdótico un último dato de la familia Medici que merece una digna atención para cualquier historiador.
Julián de Medici tuvo un hijo, Julio (1478-1534), que fue nombrado cardenal en 1513, a la par que su primo Juan era elegido papa bajo el nombre de León X, puesto eclesiástico que el mismo Julio ocuparía en 1523 con el nombre de Clemente VII, en sustitución de Adriano VI.
Este dato añadido nos da a entender hasta dónde una familia rica e influyente de una ciudad-Estado podía aspirar, y los Medici fueron de los más reconocidos por ello en el Renacimiento italiano.


 

(11)Cosme de Medici casó a su nieta Blanca con Guillermo de Pazzi, en un intento de apaciguar los ánimos y huir de las hostilidades familiares. Como bien relata Maquiavelo, no sirvió de nada.
(12)Rey Fernando o Ferrante I.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/maquiavelo.htm